El otoño de 2020 estuvo marcado por temperaturas suaves y por precipitaciones medias. Los meses de enero y febrero fueron muy fríos: el episodio climático ‘Filomena’ vino acompañado de temperaturas bajo cero durante varias semanas. Los primeros lloros de la vid se produjeron a primeros
de abril y la brotación se dio a mitad de mes. Mayo y junio se desarrollaron con temperaturas normales para la época y precipitaciones superiores a la media. Los trabajos en la viña permitieron que la sanidad fuera correcta en todo momento. La floración se produjo a finales de junio.

El verano fue seco y de temperaturas suaves, cercanas a los 20º C de media, lo que permitió un desarrollo y maduración de la vid lento y continuado; consiguiendo una acidez ideal en la uva en el momento de la cosecha. La vendimia comenzó el día 9 de septiembre y se alargó hasta el 5 de octubre.

Para la elaboración de Quintaluna se utilizan uvas originarias de una selección de parcelas que se extienden por los alrededores del municipio de Nieva junto al viñedo plantado a través de la selección masal de nuestra viña vieja. El perfil del terruño es historia viva de la viticultura. Muestra una mezcla de suelos arenosos con alto contenido en codones. Una estructura que permitió que estas cepas resistieran a la filoxera, una plaga que provocó el fin del viñedo europeo a finales del siglo XIX.

La vendimia se realizó de forma manual en cajas de 15 kilogramos. Los racimos, después de pasar por la mesa de selección, se prensaron con suavidad. El mosto fermentó en pequeños depósitos de acero inoxidable, con levaduras autóctonas. Durante nueve meses el vino permaneció en los mismos depósitos sobre sus lías y otras elaboraciones en fudre y barrica. El vino fue clarificado y embotellado en verano de 2022.